martes, 11 de marzo de 2008

UNA PEQUEÑA MUESTRA DEL ARTE DEL BONSAI

Desde el año 2001 que he participado de la invitación que hace el Club de Jardines de la ciudad de La Serena, a continuación veremos algunas fotos de la actividad del 14 al 16 de diciembre del 2007.

Muestra de arreglos.



El día de la inauguración, junto a mis BONSAI.



Mis Hijos, mis Bonsái.




Mi cascadas, cascada 1.



Mi cascadas, cascada 2.


Hay personas que me han apoyado todos estos años, mis padres junto a mis Bonsái.



Cuando ya sea viejo estaré pescando como es este Bonsái.



Espero que Dios me de vida y salud, para participar de las actividades del Bonsái ya sea en Santiago y en la región.

Les saluda.

KokoroBonsai

UNA GRAN SORPRESA

Cuando viaje al taller de Bonsái Fácil en el mes de Octubre del 2007, nunca pensé que iba a recibir una gran sorpresa. Antes de viajar en el mes de Julio mande una fotografía de mi Bonsái regalón, que ya tiene 8 años como Bonsái. Participando en el Primer Concurso de Chile Sur Bonsái 2007.
En el cual obtuve el primer lugar en la Categoría sobre 5 años de Experiencia. Les doy las gracias a los amigos de Chile Sur Bonsái por permitirme participar del concurso.

Esta es la fotografía de mi Bonsái regalón.


Aquí están los premios por obtener el primer lugar.



Gracias a Chile Sur Bonsái por permitir participar del Primer Concurso de Chile Sur Bonsái.
Saludos


KokoroBonsai

viernes, 28 de diciembre de 2007

LA VISITA A UN GRAN AMIGO

Después de participar del Taller de Bonsai organizado por BonsaiFacil, visite a un amigo en su vivero, me refiero a Rafael Rebollo de ViveBonsai.
A Rafael lo conocí el año 2004, en forma telefónica. Posteriormente participe de la Exposición Primavera 2006 organizada por ViveBonsai, es aquí donde conocí personalmente a Rafael y a Nicolás. Personalmente consideró a Rafael como un gran amigo.
Cuando he tenido dudas lo llamo ó le mando un e-mail, el cual me ha respondido cada vez que lo necesitó, sus consejos me han servido mucho.
A continuación veremos algunas fotografías del vivero de mi amigo Rafael.

El vivero de ViveBonsai 1.













El vivero de ViveBonsai 2.











Este bonsai que esta en el fondo, gano el primer lugar del concurso realizado por el Instituto Chileno Japonés realizado en el mes de Octubre del presente año.














Aquí estoy con un futuro bonsai, quien sabe algún día lo veremos en la Kokufu Bonsai Ten (es en donde se exhiben los mejores bonsai del mundo), suerte Rafael los milagros existen.










Estilo Kengai (Cascada)


















Aquí esta mi amigo Rafael, detrás de él están algunos de sus bonsai. Te felicito amigo, te deseo lo mejor de la vida y fuerza en el camino de la luz del BONSAI.
Que Dios te bendiga, te ilumine y te guié en la senda como el Presidente de la
Asociación de Cultores de Bonsái de Chile.
Adelante que muchos estamos contigo Rafael, aunque yo sea de la ciudad de La Serena te apoyo y espero que aquellos que viven en Santiago despierten y se pongan las pilas para apoyar a la Asociación de Cultores de Bonsái de Chile.
Que Dios nos bendiga a todos.
KokoroBonsai.

viernes, 21 de diciembre de 2007

MI VIAJE AL III TALLER DE BONSAI

Participe de un taller de Bonsai los días 27 y 28 de Octubre de este año, organizado por Bonsai Fácil, donde el expositor fue Roberto Lazo más conocido como Tatolazo. Felicito a los organizadores del taller por permitirnos conocer personalmente a Tatolazo y escuchar su experiencia en el Japón. A continuación algunas fotos del taller.

El jardín de la Tía Pati





Aquí tenemos a Tatolazo.
















Trabajo grupal Pilar de Santiago.











Trabajo grupal Cristian de Valparaíso.














Un pequeño cafecito.















En el taller habían participantes de Rancagua, Valparaíso, Santiago y de La Serena.













Aquí estoy observando mi Junípero, viendo que estilo darle.











Aquí estoy junto a Cristian de Valparaíso observando el Junípero, decidimos realizar un Estilo Moyogui (tronco recto informal)











Cristian y yo alambrando mi Junípero.


















Aquí esta mi Pre bonsai de Junípero realizado en el taller.

















Aquí estoy junto a Tatolazo.









Cristian tratando de sacar una foto del grupo (a la cuarta vez salio la foto) ja. ja.ja.ja…… pero al final salio la foto del grupo.















En esta fotografía estamos los participantes del taller junto a Tatolazo. Personalmente una bonita experiencia que me sirvió para conocer bonitas personas y que tenemos algo en común el amor al BONSAI.

viernes, 9 de noviembre de 2007

EL ESPIRITU DEL BONSAI

Los concepto generales acerca del mundo de los bonsai Japoneses; son estas las que nos resultan más familiares. Ahora procederemos a ir mas allá y a profundizar en el tema.
El arte del bonsai se ha desarrollado en Japón, un país en el que se cumplen las cuatros estaciones del año; con aire y agua limpias, con 500 años de historia, y con sólidas costumbres y tradiciones antiguas.
En este contexto surgió y se desarrolló el arte del bonsai hasta llegar ser lo que es en la actualidad. No creo que los bonsai hubieran podido surgir en zonas tropicales, glaciales o desérticas. La vinculación del bonsai a los cambios climáticos, con las montañas, valles, ríos, lagos, tempestades, brisas, lluvias, nieve, heladas y otros fenómenos naturales, es mucho más importante de lo que se pueda imaginar.
Japón es uno de los pocos países afortunados que posee todo esto.
El bonsai no ha de ser un mero bosquejo de un paisaje o la pura repetición tridimensional de una fotocopia. Si se utiliza la naturaleza como sujeto, el fin último debe ser algo que ha sido estudiado y definido en la mente antes de comenzar a crearlo. Sólo de este modo puede definirse el arte. En Japón, por ejemplo, tenemos el teatro tradicional Noh o la danza clásica japonesa, que son la síntesis tridimensional de la música y de la historia. En Occidente existe ballet. Este se puede definir como una fusión. Como la unión de la sensibilidad humana con el arte; en este mismo sentido, el bonsai puede definirse como la unión entre la naturaleza y el arte. El teatro Noh o el ballet se expresa y termina en un período de tiempo relativamente corto. El crecimiento y desarrollo del bonsai es en cambio tan lento, que apenas resulta perceptible. El objetivo del bonsai es similar todo cuanto acontece en la naturaleza, y la naturaleza expresa su eternidad con cambios lentísimos. El bonsai pone de manifiesto precisamente el lento proceder de la naturaleza. Una vez se haya aceptado esta realidad, cuando la compresión del fenómeno bonsai haya llegado tan lejos, entonces se estará en condiciones de penetrar en el mundo del Wabi o Sabi. Es una empresa ardua, casi imposible, tratar de traducir el significado de estos términos, ya que han sido acuñados para describir sentimientos creados y realmente sentidos únicamente por los Japoneses, sentimientos madurados a lo largo de un lento proceso generacional. Además, eran sentimientos desconocidos para los occidentales hasta hace poco tiempo.
Wabi es un estado de la mente o un lugar, o la atmósfera de una ceremonia de té o un Haiku (breve pensamiento poético típicamente Japonés). Se trata de un sentimiento de gran simplicidad, de calma, de dignidad.
Sabi es un sentimiento de paz interior, de sencillez procedente de algo utilizado desde antiguo y que de nuevo se emplea y en el que es perceptible, junto al correr del tiempo, el toque de los hombres que lo han creado o poseído.
Estoy convencido de que el objetivo final al crear un bonsai es la búsqueda del Wabi o del Sabi, que deben construir el fin último del arte del bonsai.
Carezco de conocimiento suficientes para explicar la esencia del Wabi o del Sabi, pero no puedo dejar de creer que su filosofía es la búsqueda de la verdad, de la virtud y de la belleza. Todo ello es importante también en la creación de los bonsai.
El sentimiento Wabi o Sabi es algo casi estoico que se encuentra en el budismo Zen. Estos sentimientos no son comunes a todo el mundo, proceden de una disciplina tranquila aunque severa, y son propios de las personas auténticamente religiosas y de las creadoras del bonsai. Pienso que estos sentimientos son fundamentalmente amor: amor hacia las plantas, amor hacia los seres humanos, amor hacia nuestro creador DIOS.

LA FILOSOFIA DEL BONSAI

Tratar de explicar el trasfondo del bonsai supone intentar hacer comprensible una situación que incluso reputados orientales presentan de modo controvertido. Sería injusto penetrar en una realidad filosófico religioso tan compleja como la Japonesa a base de esquemas comprensibles y aceptables por parte de los occidentales. Hacerlo sería como tratar de medir el universo con un metro.
Sin embargo, si queremos comprender a fondo el bonsai, debemos esforzarnos en captar la realidad que va más allá del objeto. Ante todo, hemos de darnos cuenta de que el bonsai, como otra forma de arte, sólo podría desarrollarse en un determinado país, en Japón, donde existen las bases estéticas, filosóficas y religiosas adecuadas: el gusto por lo refinado en la simplicidad; el shintoismo (religión, filosófica, creencia nacional), cuya esencia más profunda permanece ligada a la comunidad con la naturaleza, y el espiritualismo Zen, que han introducido el Wabi y Sabi, concepto fundamentales que junto al Kami forma la conducción en la que se inspira el arte del bonsai.
Kami que también se puede traducir por “divinidad” se define, en realación a los bonsai, como espíritu, fuerza interior de las cosas, de los objetos creados por el hombre, de los acontecimientos naturales y también, como es obvio, de las plantas, ya que éstas puden ser fuerte de inspiración. Casi religiosa, y condicionantes de la vida de los hombres.
Wabi puede reconducirse, para los occidentales, hacia el concepto franciscano de la vida, al sentido del bienestar y satisfacción interior que podemos hallar al meditar a la grandeza de las manifestaciones naturales. Wabi expresa asimismo un concepto de modestia frente a la naturaleza, de aceptación de los acontecimientos naturales. Se trata de un concepto que, aunque no coloca al hombre en el centro del universo, le hace sentir parte de un plan universal.
Sabi es, en cambio, el placer de poseer, cuidar, amar cosas que el tiempo y el hombre han transformado, concepto en el que descansa el camino del paso del tiempo, de los elementos naturales que lo han moldeado y del trabajo y pensamiento de los hombres que lo han poseído anteriormente.
Pienso que, si una forma de amar y cuidar las plantas, tan extraña a la cultura occidental, se ha abierto camino en un mundo en el que el consumismo se acepta como filosofía de la vida, debe existir algunas razones para que haya sucedido así. Esta razón puede estar determinada por una postura de rechazo hacia un tipo de relación cada vez más mediatizada y artificial entre el hombre y la naturaleza. En un mundo que corre cada vez más aprisa, cultivar bonsai puede enseñar que la impaciencia es a menudo el fracaso, y que los fenómeno naturales como la sequía, la lluvia, la nieve, el hielo forman aún parte de nuestra vida cotidiana y que pueden contradecir nuestros deseos. Cuidar un árbol, comprender sus necesidades y sus exigencias, significa también comprender que nuestra propia supervivencia está ligada a las plantas. Al crear un bonsai, uno puede darse cuente, con sorpresa, de que la naturaleza no está al servicio del hombre.

LAS RAZONES DEL BONSAI

El arte de producir y cuidar árboles en miniatura es algo que puede ser practicado por cualquier persona y en cualquier parte del mundo. Poseer un bonsai particularmente fino, es una responsabilidad. Una persona que posee un bonsai debe preocuparse de perfeccionarse, estudiar el arte que éste encierra, de comprender la planta. Los japoneses han llegado a esta etapa de goce de sus bonsai y adquirir una colección de estas pequeñas obras maestras; dedican tiempo para cuidarlo, pertenecen a una sociedad de bonsai; permiten que sus mejores árboles se presenten en exhibiciones, asisten a la subasta anual, algunas veces para comprar, otras para vender o solamente para estudiar cómo se han realizado otros ejemplares.
“Es tanto el amor y cuidado que se le prodiga a un bonsai, que lo habitual es que pasen de generación en generación. Es así que cuando ya el abuelo ha desaparecido de un hogar, sus nietos recuerdan en esa planta su imagen, en cada brote, flores o frutos. Está también detrás la idea de las horas que compartieron en familia cuidando la planta, por lo tanto todos los cambios estaciónales que ocurren en ella son parte de la vida, de la continuación de ese ser que está allí y se recuerda a través del bonsai”.
Para llegar a esto en los países occidentales aún falta mucho. Quizás estamos en el camino. A lo mejor sería una buena actividad para las personas de la tercera edad, quienes se entretendrían ocupando su tiempo en cuidarlos y ala vez podrían enseñar a la familia este arte y así dejarían una buena herencia para las generaciones venideras. Hoy lo normal es que la gente se entusiasme en comprar un bonsai, por novedad, y luego, dejan que se mueran, por negligencia o por ignorancia. Esto resulta chocante, porque lo que está tirando a la basura representa muchos años de cuidado con cariño de una persona desconocida que incluso puede haber partido sembrando una semilla para hacer ese hermoso ejemplar que se dejó malograr.
Y aunque la tarea parece difícil a los que se inician en esto, no deben desalentarse. Si bien la perfección es difícil, el gozó no depende de ésta, sino de mejorar el bonsai a través de los años, pues siempre cabrá la posibilidad de arreglarle algún detalle.
En realidad no es difícil aprender a cuidar un bonsai. Con un poco de preocupación cualquiera persona que le guste las plantas podrá darle una adecuada atención; regarlo suficientemente, cuidarlo libre de enfermedades, hacer una poda siempre y aún renovar el suelo cuando sea necesario.
La pequeñez de un bonsai es algo tan sorprendente que muchas personas creen que allí debe haber algún misterio o algún tratamiento especial conocido solamente por los iniciadores; es por ello que suele oír, que un bonsai siempre muere en unos pocos meses es una cosa occidental.
Cuando esto ocurre es porque no se sabe cómo cuidarlo. La idea es entregar las herramientas para hacerlo, para que experimentes con sus propios árboles en miniatura. No es difícil, y con pasión insiste en que un occidente puede hacer tan buenos bonsai como orientales, “solo basta amarlos, estregarse a ellos y eso va trayendo la comprensión de la planta y le permite a uno descubrir sus necesidades, porque pareciera que nos hablaran”.
No se puede enseñar a hacer un bonsai “perfecto” pero se puede enseñar los principios fundamentales de este arte: “La belleza final de un bonsai está ligada a su formación” cada persona debe ver por ella misma cuál va ser la forma final del árbol que eligió para sacarle mayor ventaja; podría ser austeramente clásico o una graciosa cascada; sin simetría o adicionada a una roca (estilo Ishitsuki). La elección del macetero, el ángulo del tronco, la forma de las raíces expuestas, todo esto es necesario para hacer una obra maestra.
Siempre es recomendable tener más de un bonsai y de diferentes especies, porque así se tendrá toda la variación que se produce con los cambios estaciónales; unos árboles podrán mostrar el atractivo de sus hojas cambiando de color, para luego lucir sus troncos desnudos y los persistentes contrastarán con todas sus hojas en el árbol y su fuerte color verde; luego seguirá el interés en la floración y los frutos.
La tentación de tenerlo dentro de la casa para gozar de él es siempre muy fuerte; es por ello conveniente tener varios para llevarlos en rotación hacia el interior. También vale la pena tener un lugar adecuado para exponer un bonsai, un lugar especial en el living de la casa donde se pueda admirar mejor esta rotación de ejemplares que se traerá desde el jardín; estos podrán estar en el exterior entre otras plantas, en la semisombra, o en un espacio creado especialmente para ellos sobre un mesón (es lo más recomendado) y llevarse de a una, semanalmente, dentro de la casa. La colección podrá irse completando con bonsai de diferentes estilos.