viernes, 9 de noviembre de 2007

LAS RAZONES DEL BONSAI

El arte de producir y cuidar árboles en miniatura es algo que puede ser practicado por cualquier persona y en cualquier parte del mundo. Poseer un bonsai particularmente fino, es una responsabilidad. Una persona que posee un bonsai debe preocuparse de perfeccionarse, estudiar el arte que éste encierra, de comprender la planta. Los japoneses han llegado a esta etapa de goce de sus bonsai y adquirir una colección de estas pequeñas obras maestras; dedican tiempo para cuidarlo, pertenecen a una sociedad de bonsai; permiten que sus mejores árboles se presenten en exhibiciones, asisten a la subasta anual, algunas veces para comprar, otras para vender o solamente para estudiar cómo se han realizado otros ejemplares.
“Es tanto el amor y cuidado que se le prodiga a un bonsai, que lo habitual es que pasen de generación en generación. Es así que cuando ya el abuelo ha desaparecido de un hogar, sus nietos recuerdan en esa planta su imagen, en cada brote, flores o frutos. Está también detrás la idea de las horas que compartieron en familia cuidando la planta, por lo tanto todos los cambios estaciónales que ocurren en ella son parte de la vida, de la continuación de ese ser que está allí y se recuerda a través del bonsai”.
Para llegar a esto en los países occidentales aún falta mucho. Quizás estamos en el camino. A lo mejor sería una buena actividad para las personas de la tercera edad, quienes se entretendrían ocupando su tiempo en cuidarlos y ala vez podrían enseñar a la familia este arte y así dejarían una buena herencia para las generaciones venideras. Hoy lo normal es que la gente se entusiasme en comprar un bonsai, por novedad, y luego, dejan que se mueran, por negligencia o por ignorancia. Esto resulta chocante, porque lo que está tirando a la basura representa muchos años de cuidado con cariño de una persona desconocida que incluso puede haber partido sembrando una semilla para hacer ese hermoso ejemplar que se dejó malograr.
Y aunque la tarea parece difícil a los que se inician en esto, no deben desalentarse. Si bien la perfección es difícil, el gozó no depende de ésta, sino de mejorar el bonsai a través de los años, pues siempre cabrá la posibilidad de arreglarle algún detalle.
En realidad no es difícil aprender a cuidar un bonsai. Con un poco de preocupación cualquiera persona que le guste las plantas podrá darle una adecuada atención; regarlo suficientemente, cuidarlo libre de enfermedades, hacer una poda siempre y aún renovar el suelo cuando sea necesario.
La pequeñez de un bonsai es algo tan sorprendente que muchas personas creen que allí debe haber algún misterio o algún tratamiento especial conocido solamente por los iniciadores; es por ello que suele oír, que un bonsai siempre muere en unos pocos meses es una cosa occidental.
Cuando esto ocurre es porque no se sabe cómo cuidarlo. La idea es entregar las herramientas para hacerlo, para que experimentes con sus propios árboles en miniatura. No es difícil, y con pasión insiste en que un occidente puede hacer tan buenos bonsai como orientales, “solo basta amarlos, estregarse a ellos y eso va trayendo la comprensión de la planta y le permite a uno descubrir sus necesidades, porque pareciera que nos hablaran”.
No se puede enseñar a hacer un bonsai “perfecto” pero se puede enseñar los principios fundamentales de este arte: “La belleza final de un bonsai está ligada a su formación” cada persona debe ver por ella misma cuál va ser la forma final del árbol que eligió para sacarle mayor ventaja; podría ser austeramente clásico o una graciosa cascada; sin simetría o adicionada a una roca (estilo Ishitsuki). La elección del macetero, el ángulo del tronco, la forma de las raíces expuestas, todo esto es necesario para hacer una obra maestra.
Siempre es recomendable tener más de un bonsai y de diferentes especies, porque así se tendrá toda la variación que se produce con los cambios estaciónales; unos árboles podrán mostrar el atractivo de sus hojas cambiando de color, para luego lucir sus troncos desnudos y los persistentes contrastarán con todas sus hojas en el árbol y su fuerte color verde; luego seguirá el interés en la floración y los frutos.
La tentación de tenerlo dentro de la casa para gozar de él es siempre muy fuerte; es por ello conveniente tener varios para llevarlos en rotación hacia el interior. También vale la pena tener un lugar adecuado para exponer un bonsai, un lugar especial en el living de la casa donde se pueda admirar mejor esta rotación de ejemplares que se traerá desde el jardín; estos podrán estar en el exterior entre otras plantas, en la semisombra, o en un espacio creado especialmente para ellos sobre un mesón (es lo más recomendado) y llevarse de a una, semanalmente, dentro de la casa. La colección podrá irse completando con bonsai de diferentes estilos.

No hay comentarios: