lunes, 1 de octubre de 2007

REQUISITOS PRIMORDIALES DE UN BONSAI

Dejar un árbol añoso plantado en una maceta, reducida a un tamaño de treinta o veinte centímetro, e incluso menos, es algo que con esmero y paciencia puede lograr cualquiera que conozca algunas técnicas, como la poda y el trasplante.
La dificultad es conseguir que en este estado el árbol se asemeje a lo que sería en su medio natural, y además, que su forma sea bella, para que merezca el calificativo de bonsai. Este debe poseer varios atributos que, en conjunto, contribuyan a la creación de una pieza artística:
Armonía en las formas: debe existir una proporción en la inserción de las ramas en el tronco y el largo de éstas debe ser acorde con el aspecto del tronco; en él debe percibirse un buen arraigamiento, (lo que se pude obtener dejando levemente más alto el punto en que el árbol este inserto en la tierra, las raíces que se desarrollan en la base del tronco deberán sobresalir levemente del suelo (lo que ayuda también a que el bonsai represente mayor edad).
Equilibrio de composición: la posición del árbol dentro del macetero debe dar la sensación de amplitud e impresión de firmeza; así se consigue armonía. Esta proporción varía según el estilo del bonsai. Lo ideal es que el recipiente sea de poca altura, pero ancho y largo, conjugando estas dimensiones según el tamaño de la planta, grosor del tronco, grado de inclinación, número de árboles y paisaje que se desea representar.
Simplicidad: es eliminar todo lo innecesario para el árbol; esta cualidad se logra con los años. En general un buen bonsai tiene pocas ramas y además no se le colocan elementos distractores (como piedras).

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